Estado de México, la entidad con más ataques con ácido contra mujeres

Estado de México, la entidad con más ataques con ácido contra mujeres

El Estado de México se mantiene como la entidad con mayor número de mujeres sobrevivientes a agresiones con ácido y sustancias corrosivas, una forma extrema de violencia que avanza entre el silencio institucional y la falta de registros oficiales.

De acuerdo con la Fundación Carmen Sánchez, los ataques se han registrado principalmente en los municipios de Ixtapaluca, Chalco, Toluca, Naucalpan y Chimalhuacán, donde las víctimas enfrentan procesos judiciales lentos, costosas cirugías y una justicia insuficiente.

La organización encabezada por Carmen Sánchez -primera sobreviviente visible en el Estado de México- advirtió que, aunque la entidad fue pionera en reformar su Código Penal en 2018, los ataques con ácido aún se consideran una agravante del delito de lesiones, y no una expresión de violencia feminicida. “Las mujeres agredidas no solo luchan por vivir, también por recuperar su rostro y su derecho a una vida digna”, señaló la activista.

Carmen Sánchez fue atacada en 2014 en Ixtapaluca por su expareja, quien le arrojó ácido en el rostro y el cuerpo. Tras pasar ocho meses hospitalizada y más de 30 cirugías reconstructivas, impulsó la creación de la fundación que hoy acompaña a otras sobrevivientes. Su caso logró una sentencia de 46 años y ocho meses de prisión, una de las más altas por tentativa de feminicidio en el país.

El día de ayer, la activista acudió al Congreso del Estado de México para entregar una iniciativa ciudadana que propone tipificar la violencia química como un delito autónomo, con sanciones más severas y atención integral a las víctimas. La propuesta incluye cirugías reconstructivas, rehabilitación, acompañamiento psicológico y reparación del daño garantizada como derecho, no como trámite.

De acuerdo con los registros de la fundación, existen tres casos en Ixtapaluca, dos en Chalco, dos en Toluca y otros en Naucalpan y Chimalhuacán. La mayoría de las víctimas son mujeres jóvenes de entre 20 a 30 años, y en 7 de cada 10 casos los agresores son parejas o exparejas. La violencia química, señalaron, afecta principalmente el rostro, cuello y pecho, dejando secuelas físicas y emocionales permanentes.

A 11 años del ataque que marcó su vida, Carmen Sánchez continúa en tratamiento y con cirugías pendientes. Su caso, dice, representa una deuda del Estado con las mujeres que han sobrevivido a esta forma de violencia. “Ninguna mujer debería tener que sobrevivir dos veces”, afirmó.