La guerra mediática contra Rusia

Nuestra tarea, ahora, es defender la verdad incluso si nuestros medios son pocos y de corto alcance

La guerra mediática contra Rusia

Pareciera, dada la cantidad de opiniones que sobre el conflicto ruso-ucraniano existen, que escribir sobre el tema es echar agua donde hay lodo. Sin embargo, después de revisar las últimas noticias y escuchar a sesudos analistas de medios internacionales, nacionales, deportivos, culturales, etc., dar su opinión al respecto, me parece necesario hacer algunas aclaraciones. Este análisis no trata la situación de fondo que envuelve el conflicto al que hacemos referencia; no profundiza en las raíces económicas de las que los acontecimientos en Ucrania son sólo una hoja en un inmenso bosque; nuestro objetivo no es, por ahora, explicar los móviles imperialistas que están detrás de este momento de la confrontación universal que puede desencadenarse. Ese tema, que tiene ya algunas valiosas explicaciones, será tratado posteriormente. Antes de introducirnos en el significado universal de este conflicto, es preciso dar un paso previo, una manera de calar el terreno sobre el que vamos a caminar.

Si algo demuestran los primeros días del conflicto en Ucrania, es el triunfo contundente e implacable de la ideología capitalista en todas las naciones del mundo occidental entre las que, naturalmente, se encuentra nuestro país. Uno de los objetivos de la política imperialista norteamericana en este momento, no es sólo detonar una conflagración mundial, sino, antes que nada, permear en la consciencia de las masas en el mundo entero, crear una perspectiva hostil hacia Rusia y China y legitimar el terrible proceso que harán pasar a la humanidad para salvaguardar los intereses económicos de una diminuta parte de la población, los multimillonarios que están detrás del imperialismo norteamericano y mundial. Este primer momento del conflicto no podemos simplemente obviarlo. Antes de que se desate una verdadera guerra y a lo largo de toda la historia, los invasores han necesitado una mascara de legitimidad, no importa que tan pequeña o patética sea, necesitan cubrir su perfidia con un manto de verdad. En ese sentido Hitler se erigió como adalid de la pureza racial antes de estallar la Segunda Guerra, Estados Unidos fue el defensor de la “libertad” y la “democracia” y no el destructor de una civilización en la guerra contra Irak, e Inglaterra era la nación civilizadora que tuvo que forzar por décadas a la India a servirle con mano de obra esclava; los exterminaba, pero por su propio bien.

El imperialismo está preparando el terreno ideológico en todos los pueblos del mudo antes de asestar el golpe decisivo y destructivo. Es sorprendente que todos los canales de televisión, tanto nacionales como internacionales, cuenten exactamente la misma versión de los hechos. Las redes sociales están plagadas del mismo mensaje y, lo más llamativo aún, es que, desde hoy, los medios de comunicación rusos que hacían, aunque a un nivel muy básico, su contraofensiva informativa, estén siendo expulsados por las grandes corporaciones globales de Occidente. Hace unas horas Google anunció que los canales de información rusos: RT y Sputnik, serán bloqueados en Europa, sus cuentas fueron previamente canceladas en la red social TikTok. Lo más seguro es que en próximas horas o días, los veamos desaparecer de las redes sociales. ¿A qué teme Estados Unidos al suspender dos medios informativos? ¿No es precisamente la “libertad de expresión” la razón por la que han asesinado a miles de “fundamentalistas” en Oriente? El hecho de que sean los medios informativos a los que censuren, debería ser suficiente para que se revele el verdadero sentido de la información que nos hacen tragar en todas sus plataformas. Lo que el imperialismo occidental está haciendo no es defender la verdad, o “su” verdad, sabe de antemano que es mentira, que toda la basura mediática fue previamente fabricada y que, naturalmente, para poder convencer al mundo de una flagrante mentira, es preciso que, ni por asomo, conozca la realidad, los hechos objetivos y, en síntesis, la “verdadera” verdad de lo que ocurre hoy en el mundo.

Si las muestras de simpatía hacia Ucrania se han multiplicado en las redes sociales, si el entorno de hostilidad, odio y repudio a la nación rusa se sienten ahora en las distintas capas de la sociedad, hay que partir de que es un sentimiento artificial, creado en dos semanas con una astucia perversa que la humanidad, hace unas décadas, era incapaz de imaginar. Los medios ideológicos han adquirido tal poder, que son capaces de crear odio, simpatía y hasta fanatismo como si se tratara de un compuesto químico. El laboratorio de “verdades” y “mentiras” se ha perfeccionado a tal grado que hoy, la credulidad es tan absoluta, que ya no es necesario siquiera disfrazar la mentira. Antes nos daban pan con navaja, mínimamente había pan, hoy, la navaja la tragamos con los ojos cerrados, inconscientes de la destrucción que ocasionará en el organismo.

Estamos apenas viendo el primer momento de un conflicto que vaticina grandes tragedias y transformaciones en el mundo entero. El enemigo no es aquél que nos pintan, todo lo contrario, si la humanidad tiene esperanza es, precisamente, porque tanto Rusia como Putin habían evitado a toda costa caer en provocaciones de consecuencias catastróficas. Estados Unidos necesita la guerra para salvar su imperio, las razones no las trataremos acá, pero es ésa la única causa del conflicto. En este primer y descarado paso, el imperio norteamericano, respaldado por su fiel sirviente británico, buscan poner a la humanidad a su favor, inocular mentiras con apariencia de verdad a través de un aparato mediático e ideológico que les ha llevado años construir pero que se observa maquiavélicamente eficaz.

Nuestra tarea, ahora, es defender la verdad incluso si nuestros medios son pocos y de corto alcance, a alguien llegará nuestra advertencia.  No podemos combatir de otra manera la fuerza destructiva del imperialismo, que abriendo los ojos de aquellos que están aplaudiendo al verdugo que hará caer sobre sus cabezas la fatal cuchilla. Partamos de que todo ¡todo! lo que vemos en televisión sobre lo que sucede en Ucrania, es falso, o, en todo caso, verdades a medias. No creamos todo lo que vemos, la verdad está mucho más allá de un noticiero o un mensaje en redes. Facebook, Twitter, Google, Instagram, etc., fueron creados con el mismo objetivo que la televisión y por los mismos que hoy nos quieren fabricar un enemigo. Partamos de que lo que nos digan es mentira, no hay otra forma de blindar nuestras ideas, siempre propensas a dejarse engañar. Si de algo nos sirven que sea para combatir, con sus propias armas, la pérfida red de mentiras que están construyendo a nuestro alrededor en torno a un conflicto que, a pesar de que ignoremos sus verdaderas causas, será fatal para la humanidad entera. Difundamos, compartamos y reproduzcamos todos los elementos que nos permitan hacer llegar a los demás, la “verdadera” verdad de lo que sucede en el mundo.