AMLO tiene a la corrupción de amiga

AMLO tiene a la corrupción de amiga

De acuerdo con la casa consultora México Elige, en su presentación de resultados correspondiente a febrero, el 59.7% de los encuestados considera que en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, efectivamente, hay corrupción, aunque la 4T insista en lo contrario. En el este sentido, varios funcionarios cercanos al mandatario se sitúan en los primeros lugares del índice de percepción de corrupción.

Ana Gabriela Guevara, directora general de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) ocupa el primer puesto con un 62.7%, tras protagonizar una serie de escándalos, el más reciente de ellos, las amenazas que presuntamente realizó a nadadores y clavadistas mexicanos que buscan ir a París 2024 con retirarles sus becas deportivas y los salarios de sus entrenadores, así como cancelar su participación en competencias internacionales, de no aceptar a Kiril Todorov como titular de la Federación Mexicana de Natación (FMN), procesado por el delito de peculado.

Le sigue Alejandro Gertz, titular de la Fiscalía General de la República (FGR), quien ha protagonizado una serie de desafortunadas situaciones, entre ellas el cheque simulado por dos mil millones de pesos entregado a López Obrador; su lujoso departamento de 50 millones de pesos en Central Park y su casa en California, Estados Unidos ; su colección de autos de más de 109 millones de pesos; su persecución hacia su cuñada y sus sobrinas, tras la muerte de su hermano, aunado a cientos de casos sin resolver, entre ellos el caso Cienfuegos, Ayotzinapa y Estafa Maestra.

A su vez, en tercer lugar, se sitúa otro de los amigos más cercanos del presidente, nada más y nada menos que el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, quien en 1985 fue acusado de ser un corrupto titular de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), cómplice y protector de los narcos del Cártel de Guadalajara: Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, que secuestraron, torturaron y asesinaron al agente de la DEA, Enrique Camarena.  Aunado a ello, su hijo León Manuel Bartlett se vio implicado en la entrega de un contrato por 23 millones de pesos que no fue declarado.

Es así que Bartlett es uno de esos personajes del sistema político que revive en México cada sexenio y del que parece imposible deshacerse, aparentemente por complicidad.

También figuran otros personajes como Octavio Romero, director general de Petróleos Mexicanos (Pemex); Ernesto Prieto, director general del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (INDEP), y el general Luis Cresencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).