Más de un año del desplazamiento forzado por inseguridad en Jerez

Los habitantes de las comunidades serranas de Jerez, Zacatecas, llevan más de un año de haber abandonado sus casas, ganado y tierras debido a la inseguridad que azota en el Pueblo Mágico y tierra del poeta Ramón López Velarde.

Más de un año del desplazamiento forzado por inseguridad en Jerez

De ser uno de los pueblos más tranquilos, alegres y hermosos del estado, Jerez pasó a ser uno de los más peligrosos para sus pobladores y visitantes, lo que provocó el desplazamiento forzado y las autoridades no han ofrecido alguna solución para resarcir el perjuicio sufrido por las víctimas, aseguró Jairo Antonio López, docente investigador de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).

Para el docente de la UAZ, el desplazamiento forzado no solo se restringe al tema de la movilidad poblacional, sino que es un fenómeno que responde a un “acumulado histórico de muchas violencias”, considerando que para el caso los jerezanos han sido víctimas de un cúmulo de agresiones, como la desaparición forzada, homicidios, violencia sexual, de género, entre otras.

Ya hace más de un año que las autoridades de seguridad en Zacatecas, reconocieron al menos 4 mil personas abandonaron sus hogares de 30 comunidades de Jerez fueron afectadas por este fenómeno, entre ellas destacan El Durazno, El Cargadero, La Ermita,  Palmas Altas y Sarabia, que antes del problema eran unas de las más productivas del municipio que destacaban por la producción de durazno y manzanas, principalmente.

Y es que según testimonios de los pobladores, como Yadira Rodarte, las autoridades han tenido que acompañar a los desplazados para ver sus casas y checar el ganado, pero sólo de día y deben volver a la cabecera municipal donde muchos de ellos tuvieron que establecerse por el problema.

Por su parte, el secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza, expuso que autoridades de seguridad, como Guardia Nacional y Ejército Mexicano, mantienen operaciones en las comunidades desplazadas, sobre todo en Ermita de los Correa y El Durazno, donde regresó el 60 por ciento de la población.