Opinión: Cinco variables definiendo nuestro futuro

Opinión: Cinco variables definiendo nuestro futuro

El 2023 fue un año de importantes acontecimientos geopolíticos que directa o indirectamente afectaron a la población global. Este 2024 probablemente será aún más relevante en ese sentido por las elecciones en más de 50 países, lo que pondrá a prueba hasta las democracias más robustas. De igual forma, en este año veremos si se acepta la derrota de Ucrania ante la invasión rusa o si la OTAN dobla la apuesta acercando más al mundo a la Tercera Guerra Mundial. También este es el año de la presidencia rusa en el bloque de los BRICS +, lo que sin duda moverá a este bloque económico y político a posiciones más radicales contra Estados Unidos y Occidente.

En este sentido, en un artículo del periodista y analista geopolítico brasileño Pepe Escobar, publicado el 26 de enero y titulado “Escobar: cinco variables definiendo nuestro futuro” se hace un repaso de los temas más importantes en el tablero geopolítico del momento que tienen una afectación para todos nosotros.

El artículo comienza recordándonos que a finales de la década de 1930, con la Segunda Guerra Mundial en marcha, y sólo unos meses antes de su asesinato, el político y revolucionario ruso León Trotsky, éste ya tenía una visión de lo que estaría tramando el futuro Imperio del Caos:

“Para Alemania se trataba de ´organizar Europa´. Estados Unidos debe ´organizar´ el mundo. La historia está enfrentando a la humanidad con la erupción volcánica del imperialismo estadounidense… Bajo uno u otro pretexto y consigna, Estados Unidos intervendrá en el tremendo choque para mantener su dominio mundial”.

Leon Trotsky

Todos sabemos lo que pasó después, casi 90 años después, ahora estamos bajo un nuevo volcán que ni siquiera Trotsky habría podido identificar: unos Estados Unidos en decadencia frente a la “amenaza” Rusia-China. Y una vez más todo el planeta se ve afectado por importantes movimientos en el tablero geopolítico.

Los neoconservadores straussianos (llamados así por Leo Strauss, quien es considerado como el padre y el pensador más influyente de los neoconservadores actuales) a cargo de la política exterior estadounidense nunca podrían aceptar que Rusia y China lideraran el camino hacia un mundo multipolar. Por lo que ahora tenemos el expansionismo perpetuo de la OTAN como estrategia para debilitar a Rusia, y a Taiwán como estrategia para debilitar a China.

Los neoconservadores intentan regresar en la carrera presidencial republicana de 2024

Sin embargo, en estos dos últimos años, la cruel guerra proxy en Ucrania, entre las naciones de la OTAN y Rusia, no ha hecho más que acelerar la transición hacia un orden mundial multipolar impulsado por Eurasia.

Con la indispensable ayuda del profesor y economista estadounidense, Michael Hudson, recapitulemos brevemente las cinco variables clave que están condicionando la transición actual.

Los perdedores no dictan términos

1.El punto muerto:

Ésa es la nueva y obsesiva narrativa estadounidense sobre Ucrania, pero con esteroides. Ante la inminente humillación cósmica hacía la OTAN en el campo de batalla, es que la Casa Blanca y el Departamento de Estado han tenido que, literalmente, improvisar.

Moscú, sin embargo, no se inmuta. El Kremlin ha fijado las condiciones hace mucho tiempo: rendición total y que Ucrania no forme parte de la OTAN. “Negociar”, desde el punto de vista de Rusia, es aceptar estos términos.

Y si las potencias decisivas en Washington optan por acelerar la militarización de Kiev o por desatar “las provocaciones más atroces para cambiar el curso de los acontecimientos”, como afirmó esta semana el jefe del SVR, Serguéi Naryshkin, pues ni hablar.

La OTAN no quiere que Ucrania entregue parte de su territorio a cambio de terminar la guerra con Rusia

El camino por delante será sangriento. En caso de que los sospechosos habituales en Washington dejen de lado al popular Valerii Zaluzhny e instalen a Kyrylo Budanov como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania (FAU), es que veremos a las FAU  bajo control total de la CIA, y no de los generales de la OTAN, como sigue siendo el caso.

Con este movimiento se podría evitar un golpe militar contra el sudoroso títere de las sudaderas en Kiev, Volodimir Zelenski. Sin embargo, las cosas se pondrán mucho más feas. Ucrania se convertirá en Guerrilla Total, con sólo dos objetivos: atacar a los civiles rusos y a la infraestructura civil. Moscú, por supuesto, es plenamente consciente de los peligros.

Mientras tanto, el exceso de charlatanería en varias latitudes sugiere que la OTAN podría incluso estar preparándose para una partición de Ucrania. Cualquiera que sea la forma que adopte, los perdedores no dictan las condiciones: Rusia sí lo hace.

En cuanto a los políticos de la Unión Europea, como era de esperarse, están en pánico total, creyendo que después de eliminar a Ucrania, Rusia se convertirá en una «amenaza» aún mayor para Europa. Disparates. No sólo a Moscú le importa un carajo lo que “piense” Europa; Lo último que Rusia quiere o necesita es anexar la histeria del Báltico o de Europa del Este. Es más, incluso el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg admitió que “la OTAN no ve ninguna amenaza de Rusia hacia ninguno de sus territorios”.

2.BRICS:

Desde principios de 2024, este es el panorama general: la presidencia del bloque BRICS+ está en manos de Rusia, lo que se traduce como un acelerador de partículas hacia la multipolaridad. La asociación estratégica Rusia-China aumentará la producción real en varios campos, mientras Europa se hunde en la recesión económica, desatada por la Tormenta Perfecta de las sanciones contra Rusia (que han sido un balazo en el píe) y la desindustrialización alemana. Y está lejos de terminar, ya que Washington también está ordenando a Bruselas que sancione a China en todo el espectro.

Como lo plantea el profesor Michael Hudson, estamos justo en medio de “toda la división del mundo y el giro hacia China, Rusia, Irán y los BRICS”, unidos en “un intento de revertir, deshacer y hacer retroceder todo el proceso de expansión colonial que ha ocurrido durante los últimos cinco siglos”.

Desde inicio del 2024, los BRICS están formados oficialmente por 10 países

O, como definió el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU definiendo que este proceso, en el que los BRICS dejan atrás a los buleadores occidentales, con un orden mundial cambiante es como “una pelea en el patio de recreo, que Occidente está perdiendo”.

Adiós, poder suave

3.El Emperador Solitario:

El llamado “estancamiento”, que en realidad significa perder la guerra, está directamente relacionado con su compensación: el Imperio de Estados Unidos exprimiendo y reduciendo a una Europa vasalla. Pero incluso cuando se ejerce un control casi total sobre todos estos vasallos relativamente ricos, se pierde el Sur Global, para siempre; si bien no todos sus líderes, ciertamente la abrumadora mayoría de la opinión pública. El betún del pastel tóxico es seguir apoyando un genocidio seguido en tiempo real por todo el planeta. Adiós, poder blando.

EE.UU. se enriquece y Europa se debilita por conflicto en Ucrania

4.Desdolarización:

En todo el Sur Global, hicieron cuentas: si el Imperio estadounidense y sus vasallos de la Unión Europea pueden robar más de 300 mil millones de dólares en reservas extranjeras rusas –de una de las principales potencias nucleares/militares–, entonces pueden hacérselo a cualquiera, y seguramente lo harán.

La razón clave por la que Arabia Saudita, ahora miembro del BRICS 10, está siendo tan dócil con el genocidio en Gaza es porque sus considerables reservas de dólares estadounidenses son rehenes del grupo hegemónico.

Y, sin embargo, la caravana de países que se aleja del dólar estadounidense seguirá creciendo en 2024, pero la rapidez a la que esto continúe dependerá de importantes deliberaciones cruzadas dentro de la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y los BRICS 10.

5.Jardín y selva:

Lo que los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping le han estado diciendo esencialmente al Sur Global –incluido el mundo árabe rico en energía– es bastante simple: Si deseas mejorar el comercio y el crecimiento económico, ¿con quién te vincularás?

Así que volvemos al síndrome del “jardín y la jungla”, acuñado por primera vez por el orientalista imperial británico Rudyard Kipling. Tanto el concepto británico de “la carga del hombre blanco”, así como el concepto estadounidense del “Destino Manifiesto” derivan de la metáfora del “jardín y la jungla”.

El jefe de política exterior de la UE llama «Europa un jardín, el mundo una jungla»

Se supone que la OTAN, y casi toda ella, es el jardín, mientras que el Sur Global es la jungla. Michael Hudson nuevamente menciona que tal y como están las cosas, la jungla está creciendo, pero el jardín no está creciendo porque la filosofía de este último no es la industrialización. Su filosofía es generar rentas monopólicas, es decir, rentas que usted gana mientras duerme sin producir valor. Simplemente tienes el privilegio del derecho a cobrar dinero por una tecnología o monopolio que tienes.

La diferencia ahora, en comparación con todas esas décadas previas en las que Occidente obtenía un almuerzo gratis imperial, es “un inmenso cambio respecto de quien genera los avances tecnológicos”, desde América del Norte y Estados Unidos, hacia China, Rusia y nodos seleccionados en toda Asia.

Guerras para siempre. Y sin plan B

Si combinamos todas estas variantes (la situación de punto muerto; BRICS; el Emperador Solitario; desdolarización y el Jardín y jungla) en busca del escenario más probable que se avecina, es fácil ver que la única “salida” para un Imperio acorralado como el estadounidense es el modus operandi predeterminado: Guerras para siempre.

Y eso nos lleva al actual portaaviones estadounidense en Asia Occidental, totalmente fuera de control pero siempre apoyado por el Hegemón, que apunta a una guerra en múltiples frentes contra todo el Eje de la Resistencia: Palestina, Hezbollah, Siria, las milicias iraquíes, Ansarullah en Yemen e Irán.

En cierto sentido, volvemos al período inmediatamente posterior al 11 de septiembre, cuando lo que los neoconservadores realmente querían no era Afganistán, sino la invasión de Irak: no sólo controlar el petróleo (que al final no hicieron), sino, en el análisis de Michael Hudson, “crear esencialmente la legión extranjera de Estados Unidos en la forma de ISIS y Al Qaeda en Irak”. Ahora, “Estados Unidos tiene dos ejércitos que está utilizando para luchar en el Cercano Oriente: la legión extranjera de ISIS/al-Qaeda (legión extranjera de habla árabe) y los israelíes”.

La intuición de Hudson de que ISIS e Israel son ejércitos paralelos no tiene precio: ambos luchan contra el Eje de la Resistencia y curiosamente nunca luchan entre sí. El plan neoconservador straussiano, por más vulgar que parezca, es esencialmente una variante de la “luchar hasta el último ucraniano” a “luchar hasta el último israelí” en el camino hacia el Santo Grial, que es bombardear, bombardear, bombardear a Irán y provocar un cambio de régimen.

Por mucho que el “plan” no haya funcionado en Irak o Ucrania, no funcionará contra el Eje de Resistencia.

Lo que Vladimir Putin, Xi Jinping y el presidente iraní Ebrahim Raisi han estado explicando al Sur Global, de manera explícita o de manera bastante sutil, es que estamos justo en el meollo de una guerra de civilizaciones.

Michael Hudson ha hecho mucho para llevar una lucha tan épica y plasmarla en términos prácticos. ¿Nos dirigimos hacia lo que se conoce como tecnofeudalismo (monopolios que se instalan por encima de la regulación de los Estados-Nación modernos), que es el formato de Inteligencia Artificial del turbo-neo-liberalismo rentista? ¿O nos dirigimos a algo parecido a los orígenes del capitalismo industrial?

Michael Hudson caracteriza un horizonte propicio para “elevar los niveles de vida en lugar de imponer la austeridad financiera del FMI al bloque del dólar”, lo que implica idear un sistema que las grandes finanzas, los grandes bancos, las grandes farmacéuticas y lo que Ray McGovern acuñó memorablemente como que el MICIMATT (el complejo militar-industrial-congresional-medios-academia y think tanks) no puedan controlar. “Los dados están echados (esperemos ahora la suerte)“.

Alejandro Gómez Tamez es Director General de CONCAMIN y de GAEAP.